El 19 de septiembre de 1985, un terremoto de magnitud 8.1 en la escala de Richter sacudió la Ciudad de México, dejando una profunda cicatriz en la historia y el corazón de esta metrópolis. Este trágico evento, conocido como el terremoto de 1985, tuvo un impacto devastador en la ciudad y sus habitantes, pero también sirvió como un catalizador para el cambio y la resiliencia.