Real de Catorce.
Como una leyenda viviente, Real de Catorce es donde en antaño existió un pueblo de piedra, desbordante de plata, capaz de hacer un largo túnel como ostentación de poder. También otro de culto, saqueado por la bola, casi fantasmal, con perros salvajes y ancianos que aguardaban la muerte.
Real de Catorce tiene dos rostros, uno milenario donde jóvenes temerarios buscan respuestas, y otro que se colorea con los huicholes y con quienes gustaban estudiar su mística. Real de Catorce es un poblado con rostro de piedra de convergencia, de fiesta y de letargo con olor a cabuche.