El último recinto teatral que construyera la iniciativa privada había sido el Teatro de los Insurgentes. Así que el actor y productor Manolo Fábregas siempre tuvo la ilusión de construir un teatro desde los cimientos y que funcionara con todos los adelantos técnicos, para mejorar sus producciones y proporcionar grandes comodidades al público y a los actores.
Contando con un crédito bancario y un estupendo arquitecto como su amigo Carlos Herrera, el 17 de septiembre de 1975 se puso la primera piedra del Teatro San Rafael y el 15 de mayo de 1977 se inauguró con la reposición de la comedia musical Mi bella dama.